Las babosas marinas son hermafroditas, es decir, cada ejemplar tiene un aparato reproductor femenino y masculino y, según un estudio publicado en la revista ‘Biology Letters’ de la Royal Society británica, también tienen un pene “de usar y tirar”. Al terminar de copular, la especie Chromodoris reticulata, común en el océano Pacífico, se deshace de su pene para recuperarlo en un plazo de 24 horas. Un comportamiento que ha sorprendido enormemente a los científicos japoneses responsables del estudio y a expertos en estos moluscos.
Pero lo que verdaderamente les sorprendió fue que tras 24 horas los penes se habían regenerado. En el interior de su cuerpo, el aparato reproductor forma una espiral que se mantiene tras haberse deshecho el pene. Esta parte firme es la que permite al pene crecer de nuevo.
Las babosas marinas no son los únicos animales que pierden su pene tras la cópula. Los araneidos, una especie de arañas, pierden su órgano tras realizar el acto sexual, al igual que el bígaro, un molusco gasterópodo común en las costas españolas.
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